miércoles, 6 de febrero de 2013

Bastardo Desencadenado

Volvíamos a poner esto en marcha con Kevin Smith y ahora es el turno del autor de otro de los grandes debuts de los 90 que como Smith, transfiere a sus personajes una peculiar verborrea en unos diálogos que son para ambos marca de la casa en sus películas.



Quentin Tarantino, de joven empleado de un videoclub, porta encima del cuello y medida no en talento sino en cm3 una gran cabeza toda llena de cine. Pero sin remilgos, cine de todo género y condición. Sus películas están influenciadas por esos gustos inconsistentes y siguen la premisa de tener exactamente lo que a él le gustaría ver en una película, que por lo general mola bastante. Así en su día pensó que molaría ver a unos gángsters hechos y derechos discutir sobre el significado de las letras de Madonna, y moló; pensó que molaría ver a Travolta bailar de nuevo, y moló; incluso pensó que molaría ver a Uma Thurman disfrazada de Bruce Lee en una peli de ninjas, y moló. Básicamente por eso estoy yo escribiendo y tú leyendo sobre él aún 21 años después de su primera película, porque todo lo que hace lo pone de moda y hay que ir a verlo, da igual si no has visto un western en tu vida porque verás Django desencadenado, igual que no te gustaba en cine histórico y viste Malditos bastardos y así con el resto. Es lo que se podría llamar un director pop, es al cine lo que Madonna a la música, solo que una moda que dura ya 21 años no es pasajera, solo podría serlo siendo capaz de reinventarse y evolucionar como él ha hecho.

Si has llegado tarde a Tarantino y no sabes por donde empezar, aquí va un repaso una por una de sus películas para que elijas; si ya las has visto, como todo director de culto la opinión que genera es muy dispar, seguro que te resulta interesante también. En orden cronológico, de más reciente a más antigua:

Django desencadenado (2012)
En realidad, Tarantino ya había hecho un western del que hablaremos más adelante, pero este es el primero realmente ambientado en el Salvaje Oeste. Como en un western más al uso hay una historia sencilla, hay malos y hay buenos, hay tiroteos muy divertidos y hay música de Morricone. Pero no olvidemos de quien es el guión, los vaqueros de Leone son más bien callados y con una frase lapidaria cortan con todo, la tensión en aquellas películas la generaba el silencio pero aquí son las largas conversaciones las que generan el clima, sostenido por DiCaprio y el nuevo mejor amigo de Tarantino, el alemán Christoph Waltz, y sobretodo por lo que es lo realmente novedoso, el tratamiento que se da al tema de la esclavitud, algo todavía muy incómodo allá en EEUU, aún incapaces de decir "negro" con normalidad. Y eso favorece a la intensidad de unos diálogos llenos de dobles intenciones, de mentiras y duelos dialécticos sonriendo a la cara del enemigo.

La otra gran cosa de esta película es Samuel L. Jackson, el verdadero mejor amigo de Tarantino (aparece en casi todas sus obras). Es imposible no reconocer esos ojos llenos de rabia y esa nariz aplastada, pero si no fuera por eso sería difícil reconocer quien es a pesar de estar haciendo un papel en su registro habitual. Eso habla de lo buen actor que es. Denzel ha hecho buenos papeles ganándose un respeto y Morgan es un tipo al que verlo siempre da confianza pero Samuel... ¡ay Samuel!, a ti te quiero por encima del resto.


Malditos Bastardos (2009)
Ya escribí sobre ella hace un tiempo. Otra que se asienta en largas conversaciones llenas de intensidad cuando sobre el papel seguramente no lo parece. Donde se dice "largas conversaciones" y "largos diálogos" es "largos", no "aburridos", porque si las escenas de acción tan violentas y fuertes funcionan es porque son la fuga a un ambiente creado por las líneas del guión en las que los personajes hablan sin parar. Con mejores escenas que Django desencadenado pero sin embargo en conjunto menos redonda, porque la historia y la cantidad de personajes es aquí más ambiciosa quizás. Se habla nada menos que de asesinar a Hitler.

Death Proof (2007)
Basura. No acercarse. Yo no pienso darle por el momento una segunda oportunidad. A lo mejor estaría bien si fuera un videoclip de no más de 3 minutos pero no es el caso. El resbalón de Tarantino y no sirve como excusa que fuera una especie de broma con su amigo Robert Rodríguez.

Kill Bill (2003)
El otro western de Tarantino. Spaghetti western para ser más exactos. Un héroe sin nombre (heroína en este caso) que debe llevar a cabo una terrible venganza, duelos a muerte y la idea de la maldad encarnada en el malo más malo imaginable. Unos meses antes Kitano había hecho Zatoichi, así que el rollo de las espadas y las mutilaciones múltiples seguía siendo una bomba de adrenalina, pero no tan sorprendente.

Uma Thurman se cree la historia más aún que su autor y lo borda, pero entre tanta pelea a nosotros se nos olvida de que va, lo que que le hace un flaco favor al ritmo una vez pasada la primera impresión. Y ya que la historia es floja, no hacía falta hacer dos películas (o una de cuatro horas) para contarla. Es el fallo más achacable también a las últimas de Tarantino, se alargan demasiado y lo malo es que da la impresión de que no era imprescindible que fuera así.


En todo caso si te gustan las películas de artes marciales Kill Bill seguramente también te gustará. Si no es así entonces olvídate porque hay espada para aburrir. Lo que sí que no debería perderse nadie es el corto de animación que incluye explicando la historia de una de las enemigas de la historia, una delicia casi muda y muy sangrienta de animación japonesa.

Jackie Brown (1997)
Dicen de ella que es la que parece menos suya, cuando hablan de él muchas veces se olvidan de que también hizo Jackie Brown. Quizás sea porque no es ese collage de influencias que son las demás, la especialidad de la casa es dejarse influir por cientos de películas y ser tremendamente referencial y esta también lo es pero en una forma más coherente, lo que le da sobriedad.

Es como todas sus películas hasta el momento una de gángsters tras el gran botín. Los personajes llegan irremediablemente hasta el día de un golpe contado con un interés creciente, el guión es aún de su mejor etapa como escritor de historias y en la dirección se ha profesionalizado, pero lo realmente especial es que por una vez como nunca antes y nunca después Tarantino crea para uno de sus personajes una situación empática, una historia de desamor con muy poco futuro que puede tocarte más adentro. Tiene un final agridulce, un pequeño puño al estómago, la vez que más nos ha emocionado el cabezón. Probablemente la que mejor entre a sus detractores. Ah, y otra vez Samuel.

Pulp Fiction (1994)

Sobrevalorada. Que nadie lance sus piedras todavía, es la película de culto por excelencia y como tal para muchos es sencillamente de 10, sin posibilidad de discusión. Hay camisetas, chapas, tazas, pósters y hasta calzoncillos de Pulp Fiction, consiguió que hasta el más ateo se aprendiese aquel pasaje de Ezequiel, tiene una estructura episódica muy original donde las cosas ocurren no cuando tienen que ocurrir, sino en un orden que parece dictado al azar, tiene a John Travolta, Samuel, Uma Thurman, Bruce Willis,... la escena del baile, el Sr. Lobo, Le Royale con queso, Zed, Bad motherfucker y un sinfín de situaciones, personajes y detalles especiales, una banda sonora perfectamente escogida, muchos tacos y mucha violencia. La película más pop del director pop. Todo eso está muy bien, pero Pulp Fiction ni siquiera es la mejor película de Quentin Tarantino.

Reservoir Dogs (1992)
Porque la mejor película de Quentin Tarantino es Reservoir Dogs. Una trama también dividida en saltos en el tiempo pero despedazada con mucho más sentido. Empieza con una conversación cualquiera entre unos señores por los que por algún motivo empiezas a sentir simpatía. Eran los primeros minutos de la primera de Tarantino (obviamos aquella primera obra de la que ni siquiera se conservan copias enteras) y en la genial escena de los títulos de crédito ya empezabas a notar el carisma tan característico de toda la obra del autor.

Antes de que acaben los créditos ya ha llegado la primera elipsis temporal y ya tenemos en la cabeza el "¿qué ha pasado?". Que alguien nos explique que ha pasado y que sea pronto, estoy viendo una película de tiros y nadie me ha explicado porque hay ya un tío desangrándose en la parte trasera del coche. Poco a poco llegan las explicaciones, se van dando detalles con cuentagotas y según llegan las explicaciones de lo pasado, llegan las incertidumbres de lo que está por pasar. Parece ser que esta película nos va a hacer pensar.

El gran mérito de Reservoir Dogs es que coge el camino difícil para dar el mayor espectáculo. Contar el atraco fallido de manera lineal hubiera sido suficiente, tendríamos algunas intrigas, sufrimos por el bueno de la película y seguimos el orden habitual de emociones. Pero Tarantino nos lía, nos cuenta solo lo que quiere que sepamos y según nos va contando qué ha pasado antes responde a algunas preguntas y nos plantea otras nuevas. Los personajes principales y sus motivaciones y por encima del resto esa incertidumbre del "¿qué pasó?" y "¿qué va a pasar?" mantienen en pie de tal manera la historia de este atraco que ni siquiera hace falta rodar la escena del atraco en si. Quizás no tiene tantas escenas "míticas" como Pulp Fiction, pero en esta todas son importantes para la historia. Dada la cantidad de flashbacks y de imprecisiones, es un gran logro lo redonda que resulta finalmente la película. Es por eso por lo que es la mejor, porque es redonda, rotunda, nada parece puesto solo porque podría molar.

Es el comienzo de un autor referente, uno de esos de los que todo el mundo habla cuando hace algo nuevo, de los que sin medias tintas levantan odios y amores, uno inimitable y con golpes de genio. Quentin Tarantino.

1 comentario:

  1. Con este director me empecé a fijar en todos los directores que hacian mis peliculas favoritas, yo creo que gracias a él desarrollé un poco de gusto por el cine sangriento y ala vez tan chispeante. Me encanta! no he visto Django Desencadenado pero ganas no me faltan!

    ResponderEliminar